viernes, 19 de octubre de 2012

Ahorrar energía en nuestra casa

Calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración son el origen principal del consumo energético de una vivienda. Si bien se puede emplear cualquier energía para satisfacer cualquiera de las necesidades, en refrigeración se emplea principalmente la electricidad y en calefacción y agua caliente el gasoil y el gas natural suelen ser la opción más elegida. Aquí unos consejos de cómo ahorrar energía en nuestra vivienda:

1.- Aislamiento. Un buen aislamiento de la vivienda es fundamental para mantener el calor en la casa sin que el consumo se resienta. Hay que poner especial interés en los puentes térmicos, es decir, aquellas zonas en las que el aislamiento suele ser muy pequeño o incluso nulo. Ejemplo de puentes térmicos son una ventana que no cierra bien del todo, agujeros en los techos o el hueco que queda entre una puerta y el marco. Instalar burletes en las puertas, ajustar ventanas y masillar los huecos (respetando, eso si, las rejillas de ventilación para evitar acumulaciones peligrosas de gas ) son soluciones muy económicas y a la vez tremendamente efectivas a la hora de reducir el consumo de energía. Otras soluciones más costosas pasan por la instalación de ventanas con doble acristalamiento y uso de aislamientos térmicos para paredes, techos y suelos.

2.- Limpieza de la instalación de calefacción. Cuando una gota de gasóleo se quema, aportando calor, lo que en realidad se quema, es la parte exterior de la gota, el interior se convierte en hollín y no aporta energía pero si que significa un gasto. El quemador de la caldera de gasoil lo que hace es pulverizar sobre la caldera unas gotas minúsculas para que el porcentaje de inquemados sea mínimo. Así pues, es muy importante revisar el filtro de gasóleo del depósito y limpiar el quemador periódicamente para evitar que se generen inquemados.

3.- Controlar la temperatura de la calefacción y refrigeración. Las pérdidas aumentan exponencialmente con la diferencia de temperatura entre el exterior y el interior. Se considera que la temperatura adecuada en invierno es de aproximadamente 22ºC por el día y de 18ºC por la noche. Conforme aumenta la temperatura el consumo se dispara. ¡¡ No es necesario ir en manga corta en invierno ni en manga larga en verano !!.

4.- Calefactar/refrigerar solo las zonas que se usan. Si hay una habitación que no se usa, lo mejor es cerrar el radiador y/o el conducto de aire para que no gaste sin necesidad. La puerta, debe estar cerrada, pues de lo contrario no se ahorra nada.

5.- Modificaciones relevantes en las instalaciones. Cuando ya no nos conformamos con mejoras sobre la instalación que tenemos y nos planteamos cambios de mayor envergadura, es conveniente considerar distintos elementos, tales como de calderas de condensación, suelo radiante, colectores solares, toldos o acumuladores especialmente aislados.
La caldera de condensación aprovecha el poder calorífico superior en vez del inferior. La diferencia entre ambos poderes caloríficos es del 7%. Ademas, las calderas de condensación, suelen tener diseños mejorados respecto a calderas convencionales o antiguas por lo que consiguen mejoras del rendimiento cercanas o mayores del 15%.
El suelo radiante sustituye a los radiadores a la hora de emitir el calor en la vivienda. Se trata de una serie de tubos que calientan directamente el suelo de la vivienda convirtiendo a este en un radiador gigante. Funciona a baja temperatura por lo que las pérdidas de la instalación son menores, y además el confort es mayor.
Una de las mejores maneras de calentar agua es usando el sol. La instalación es más cara que con otras fuentes de energía pero se amortiza pasados unos cinco años. Su inconveniente es que requiere de otra energía convencional para cuando no se disponga de sol.
Uso de toldos para sombreamiento. Una manera muy eficaz de reducir la necesidad de refrigeración de la vivienda, muy típica hasta la segunda mitad del siglo pasado, consiste en colocar toldos en las ventanas.

6.- Revisar que no existan pérdidas en el depósito de gasóleo. Prácticamente todos los depósitos menores de 10 años son de doble pared y disponen de sistemas de detección de fugas que alertan de tal situación. Sin embargo, los depósitos viejos suelen ser de simple pared. Si están enterrados, pueden tener poros por los que se fuga gasoil. Estas fugas, que generalmente pasan inadvertidas, no solo tienen un coste económico sino que tambien es medioambiental pues el gasóleo es altamente contaminante. Si bien es costoso determinar al 100% si existe una fuga, en los periodos en los que no hay consumo ( periodos estivales, por ejemplo ), se puede revisar que el nivel no ha descendido.

7.- Midiendo la energía. Para saber si estamos desperdiciando energía, necesitamos saber, cómo, cuando y donde se consume. Con esas mediciones podemos saber cuales son los equipos que más consumen y estudiar si es viable la reducción del consumo mediante cambio de equipos o cambio de hábitos.


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